sábado, 15 de junio de 2013

El estado de la integración "¿ALCA II?"

En la reunión sobre inserción externa el debate ha derivado, como era lógico, a la situación actual de los procesos de integración y la emergencia de la Alianza del Pacífico. Aquí va un buen artículo de Alfredo Zaiat, publicado en el diario Página 12 (Se puede consultar este y otros en el link de este mismo blog). Pensemos, como tantas veces hemos hecho a lo largo del curso, en las consecuencias estructurales, económicas y sociales, de este tipo de integración.  El propio autor se refiere, de paso a este aspecto esencial para el futuro de los países y sus sociedades.

Por Alfredo Zaiat
Página 12, 15-VI-13
La Declaración de Lima se presentó en abril de 2011, luego se firmó El Acuerdo Marco de Antofagasta, en junio de 2012, para irrumpir con fuerza la Alianza del Pacífico con la Cumbre de Cali del 23 de mayo pasado en el tablero regional. La integran Colombia, Chile, Perú y México. En ese último encuentro de los presidentes de esos países fueron aceptados en calidad de observadores Ecuador, El Salvador, Francia, Honduras, Paraguay, Portugal y República Dominicana, que se unieron a España, Nueva Zelanda, Guatemala, Australia, Japón, Uruguay y Canadá, que ya lo eran. Costa Rica solicitó ser incorporado como miembro pleno. En la Declaración de Cali definieron la desgravación total de aranceles para el 90 por ciento del universo de bienes comercializados entre sus economías, y para el 10 por ciento restante se proponen alcanzar arancel cero en los próximos siete años. Ya han eliminado requisitos de visado para los ciudadanos de cada uno de los países miembro y proclamaron la aspiración de avanzar rápidamente hacia la creación de un mercado común. Un aspecto no menor es que los cuatro integrantes de la Alianza del Pacífico han suscripto en forma bilateral un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Mientras Brasil no asume con convicción un liderazgo positivo en la región y las instituciones de integración latinoamericana (Unasur, Mercosur, Alba, Celac) exhiben una inédita armonía política con escasos avances en materia económica y financiera en un contexto internacional complicado, emerge de la mano de Estados Unidos el proyecto ALCA II.
En noviembre de 2005, en la Cumbre de Mar del Plata, América latina, liderada por Lula, Chávez y Kirchner, clausuraron el proyecto de liberalización comercial ALCA impulsado por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Transcurrieron siete años desde entonces, y la potencia mundial volvió a posar su mirada en Latinoamérica, motivada por la creciente presencia en la región de la potencia emergente, China. El segundo período del gobierno de Barack Obama comenzó con una agenda más activa vinculada con su área de influencia más cercana.
En Alianza del Pacífico: ¿El nuevo club neoliberal?, publicado en la red alainet, José Fortique explica que algunos especialistas en el tema geopolítico señalan que la nueva estrategia de los Estados Unidos con los Tratados de Libre Comercio es contener a China, que ha mostrado su fuerza con una diplomacia activa a nivel global. “La creciente inversión china en América latina en sectores mineros y energéticos se ha diversificado a la infraestructura”, indica, agregando que con abundancia financiera ha permitido a algunos países escapar del Fondo Monetario Internacional. Fortique plantea que el objetivo de la Alianza del Pacífico es el regreso “al proceso de reestructuración neoliberal de los ’70 a los ’90, como alternativa al proteccionista modelo de industrialización por sustitución de importaciones”.
En términos geopolíticos y económicos, el proyecto de construir otro canal de comunicación entre los océanos Atlántico y Pacífico en Nicaragua por parte de empresas chinas invirtiendo 40 mil millones de dólares a cambio de administrar la concesión por 50 años prorrogable por otro período similar, expone en toda la dimensión la disputa que se desarrolla en un territorio considerado de exclusiva influencia estadounidense. La relevancia del futuro Canal de Nicaragua queda en evidencia recordando el espacio clave en varios aspectos que tuvo el Canal de Panamá para Estados Unidos.
La Alianza del Pacífico marca el regreso con fuerza de la idea de la apertura pasiva al comercio mundial, reservando para América latina el papel de proveedora de recursos naturales, materias primas agropecuarias y alimentos. Con amplio apoyo de corrientes conservadoras y de grandes medios de comunicación, tiene asegurada su publicidad como la estrategia para alcanzar la bonanza en los países de la región. Colombia, Perú, Chile y México son economías exportadoras de petróleo o minerales, promotores del libre comercio y de políticas económicas ortodoxas. Economías de rápido crecimiento abrazando la globalización sin avances sustanciales en materia social ni en mejoras en la distribución del ingreso. El Producto Bruto Interno conjunto suma unos dos billones de dólares, 35 por ciento del total de América latina, un poco por debajo del contabilizado por Brasil, la potencia regional.
En la partida que disputan Estados Unidos y China en América latina, con la Alianza del Pacífico como un peón más de ese tablero, el comportamiento de Brasil es vital en la definición del rumbo de la integración latinoamericana. El permanente bombardeo al Mercosur es una señal de alerta, facilitado por un par de años de crecimiento muy bajo de Brasil y Argentina que provoca complicaciones al proyecto de integración. El establishment y la intelectualidad tecnocrática brasileña proponen desestimar las situaciones relativas de los socios del bloque porque sostienen que de ese modo Brasil está perdiendo relevancia política y económica en el continente, sugiriendo entonces un acercamiento a Estados Unidos. En ese fuego cruzado, Brasil necesita reafirmar su liderazgo regional para poder ser reconocido como tal en el escenario mundial de multipolaridad que tiene al grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) como protagonista. Para ello, transitar un camino parecido al de la Alianza del Pacífico lo desplazaría a ser un actor subordinado de la política comercial y exterior de Estados Unidos, mientras que mantener su actual estrategia pone en tensión las estructuras de integración regional. En estos años, Brasil está imitando el comportamiento de Alemania con el resto de los países europeos: busca preservar e incluso aumentar el superávit comercial con sus socios y dilata el despliegue de los proyectos de construir una estructura financiera regional.
En El Cisma del Pacífico, publicado en la red sinpermiso.info, el profesor de política económica en la Universidad Federal de Río de Janeiro José Luis Fiori explica que históricamente el proyecto de integración regional “nunca fue una política de Estado, yendo y viniendo a través del tiempo como si fuese una utopía ‘estacional’ que se fortalece o debilita dependiendo de las fluctuaciones de la economía mundial y de los cambios de gobierno dentro de la propia América del Sur”. Apunta que durante la primera década del Siglo XXI los nuevos gobiernos del continente, que caracteriza de izquierda, sumados al crecimiento generalizado de la economía mundial –entre 2001 y 2008– reavivaron y fortalecieron el proyecto integracionista, en particular el Mercosur, liderado por Brasil y Argentina. Fiori destaca que después de la crisis de 2008 ese escenario cambió. “América del Sur se recuperó rápidamente, empujada por el crecimiento chino, pero este éxito de corto plazo trajo de vuelta y viene agudizando algunas de las características seculares de la economía sudamericana, que siempre obstaculizaron y dificultaron el proyecto de integración, como el hecho de ser una sumatoria de economías primarioexportadoras paralelas y orientadas por los mercados externos.” América latina, con Brasil ejerciendo un liderazgo ambicioso para la construcción colectiva de la integración, no para fortalecer su carácter de potencia hegemónica regional, enfrenta un reto mayúsculo: desafiar el destino de ser un actor pasivo en la división internacional del trabajo definida por las viejas, actuales y nuevas potencias mundiales, quedando Brasil en la condición de “periferia de lujo”, como describió Fiori, o trabajar en la profundización de la integración productiva industrial y construcción de una arquitectura financiera regional. La primera opción tiene como desenlace el ALCA II.
azaiat@pagina12.com.ar
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lunes, 10 de junio de 2013

Reunión 8: Desarrollo territorial

Resumen de la reunión del 4 de mayo: El desarrollo territorial en América Latina.  

Los textos comentados durante la última reunión del curso giraron en torno a la relación entre el proceso de globalización y el modelo de desarrollo territorial en América Latina. En el texto de Sergio Boisier, el desarrollo ha de entenderse, en general, como un proceso necesariamente local que puede interpretarse de tres formas: primero, como algo surgido de la matriz de la estructura productiva local; segundo, como un proceso endógeno de la economía; o tercero, como el empoderamiento de los agentes económicos y sociales de un territorio específico. Tras aclarar esto, el autor juzga que América Latina debe buscarse un hueco en la globalización y destaca, a este respecto, que la forma más adecuada para ello es a través de los proyectos de integración regional y de la apertura comercial de las economías nacionales.

Ahora bien, la globalización, en tanto que fase tecnocognitiva del sistema capitalista, se presenta, al menos en teoría, como una oportunidad para aumentar no ya únicamente la competitividad de las economías latinoamericanas, sino también, y es esto lo que nos atañe, mejorar las actividades productivas y el bienestar social en las zonas periféricas de toda la región. Cabría preguntarse, a la luz de esta afirmación, si la dimensión territorial de la globalización se corresponde con lo anterior. Dicho de otro modo, ¿qué impacto ha tenido la movilidad de capitales sobre el territorio? ¿Lo ha devaluado de cara al mercado o ha facilitado su especialización? Dar una respuesta concluyente a esta cuestión en absoluto es fácil, sobre todo si tenemos en cuenta que el sistema económico mundial se ha convertido, qué duda cabe, en un espacio de comercio único en el que las unidades productivas, principalmente las empresas multinacionales, pueden desplazar sus inversiones de un territorio a otro a fin de aprovechar las ventajas que ofrece cada uno. Entonces, ¿cómo se puede impulsar el desarrollo local en América Latina en el contexto de la globalización? Según Boisier, la globalización puede ser beneficiosa en la medida en que haya un proceso de integración comercial previo y que se creen nuevos centros de aglomeración que ofrezcan mayores economías de escala al tejido empresarial latinoamericano. De lo que se trata, pues, es de relanzar la competencia a escala regional, de reconvertir la estructura económica y diversificar los mercados a los que se destinan los bienes y servicios producidos. Y para ello, la producción debe realizarse en forma de red, incorporando en ella a diversos agentes, desde empresas privadas hasta instituciones educativas, y siguiendo unas pautas de organización más horizontales.

De otro lado, el texto de Francisco Alburquerque muestra cuán relevantes son las estrategias latinoamericanas de desarrollo local en la actualidad. Éstas surgieron, afirma el autor, como una respuesta «desde abajo», desde la sociedad, a las sucesivas crisis económicas de los años ochenta y noventa y a la incapacidad del Estado para articular políticas que lograsen mitigar los efectos de las fluctuaciones cíclicas en una región o una localidad. No obstante, el gran reto al que se enfrentaron —y aún se enfrentan— éstas estrategias no es otro que la falta de un acuerdo institucional respecto de las cuestiones territoriales: no hay una continuidad en estas iniciativas socioeconómicas en gran parte porque no se ha alcanzado un consenso suprapartidista a propósito de su contenido y su forma, de tal suerte que resulta imposible plantear hoy una estrategia territorial coherente a largo plazo. En todo caso, para que un proyecto de esta naturaleza pueda llevarse a buen término, es imprescindible conjugar la iniciativa de los agentes privados, ciudadanos y empresas, con la acción pública de las distintas administraciones del Estado. Así, por ejemplo, en el ámbito local, los ayuntamientos y las micro y pequeñas empresas, el grueso (más del 90 por cien) del tejido empresarial de América Latina, deberían colaborar para definir entre sí políticas mesoeconómicas (relativas, entre otras cosas, a la innovación, la formación, el acceso al crédito y a la organización del territorio) que promuevan, como se ha visto en Boisier, la articulación de una red local mipymes; todo ello permitiría aumentar la productividad de estas empresas, mejorar su organización interna y la calidad de sus productos e incrementar su cuota de mercado. Los planes estratégicos llevados a cabo en algunos estados de Brasil son buenos ejemplos de esto, ya que han favorecido, con cierto éxito, la producción en pequeños espacios. Otro caso, más complejo que el anterior, es el de Bolivia, en el que se han combinado diversos planes de desarrollo local con un plan nacional de desarrollo... Finalmente, ya en las antípodas, cabría destacar el programa «Chile emprende», suspendido tras el último cambio de gobierno, a través del cual se buscaba impulsar el desarrollo de la economía chilena siguiendo un modelo tradicional de concertación entre el Estado central, los ayuntamientos y los empresarios.

En definitiva, las estrategias e iniciativas territoriales, resultado éstas de la llamada innovación social de los años ochenta y noventa, con la que se intentaba incluir a la sociedad en los procesos económicos y crear una nueva cultura de participación ciudadana, se enfocan en el desarrollo de las economías locales y en el progreso social. 

Observación: José Ignacio Díaz

Reunión 7: Inserción externa e integración


OBSERVACIÓN DE LA REUNIÓN DE 28 DE MAYO DE 2013 CORRESPONDIENTE AL TEMA INSERCCIÓN EXTERNA Y LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN.

En la reunión de hoy el primer tema a tratar o debatir es la lectura de Ferrer sobre “ América Latina y globalización”. 

La lectura se divide en dos partes: 

                -La relación especial de América Latina con la Globalización. En esta parte de la lectura se realiza un recorrido histórico por las diferentes etapas del proceso de globalización.

               -En la segunda parte de la lectura se trata sobre los riesgos sistémicos de la Realidad de América latina. Se tratan temas como la concentración de la riqueza, la poca movilidad social entre estratos sociales, un régimen político marcado por las especificidades coloniales y un  análisis de las variables económicas las cuales desarrollo más adelante por ser el tema en el que se centraron los compañeros.

En lo que ha tema de economía se refiere, el problema clave en la región ha sido el de encontrar un modelo económico que prime el desarrollo y aminore el atraso económico de América Latina con otras regiones mundiales. Otro de los problemas de la región en cuanto al tema de la globalización es su inserción externa y su desfavorable situación en el flujo de tecnología para el desarrollo de sus recursos endógenos, para ello aparece la idea de desarrollo territorial.
Lo que parece dejar claro el texto según mis compañeros es un cambio en el modelo productivo de las estructuras productivas y sociales, y que estos cambios sólo se consiguen a través de la política.

El segundo texto a tratar hoy es el de Déniz, en el cual se abordan los temas de las reformas comerciales, la dependencia del sector primario en algunos países y la mala integración exterior y siempre como telón de fondo y problema el modelo económico. Para este autor la región debería de apostar por la diversificación en el tipo y lugar de destino de las exportaciones intrarregionales, el reforzamiento de las relaciones sur-sur . Un inremento de las exportaciones manufactureras. Por último señala los costes sociales de la industrialización salvaje y descontrolada, la inserción global a todo coste no es solución para menguar las desventajas competitivas y los bajos niveles de la competitividad.

El autor trata a la globalización como un proceso histórico de expansión del capitalismo y que data de hace más de quinientos años.

El tercer texto que se comentó fue el de la CEPAL de integración regional de los años 2002 y 2003. Los compañeros señalaron que el texto trataba los siguientes temas: Mercosur, los procesos de facilitación comercial, los intentos de acuerdos con otros bloques regionales, las metas del Mercosur, etc.

Y el cuarto y último texto fue el de Bauman sobre el Mercosur también los aspectos generales que trata este texto son: La cuestión de la integración económica entendida como desarrollo la cual lleva siendo un problema desde los años cincuenta. Las finalidades del Mercosur como agrupación para reimpulsar el comercio, crear las condiciones necesarias para que se den economías de escala, que permita a las economías de la región integrarse en el mercado internacional. Los compañeros acaban concluyendo que el Mercosur sólo son buenas intenciones, que Brasil tiene un excesivo peso en la agrupación con lo que sus interese están sobredimensionados, a parte de una clara descordinación  política que hace del futuro del proyecto un dudoso destino.

Observación: Alberto nuñez Nafría